"Tubular Bells", el envolvente álbum instrumental de Mike Oldfield con el que se estrenó la discográfica británica Virgin Records en 1973, cumple 40 años manteniendo su vigencia dentro de la música moderna.
Un ecléctico abanico de 20 instrumentos, desde el piano de cola a órganos, flauta, campanas tubulares o guitarras acústicas, y una marcada ausencia de letras y voces conforma la sinfonía de dos partes que catapultó al estrellato a un jovencísimo compositor inglés hace cuatro décadas.
Ese disco, uno de los más relevantes del siglo XX, vio la luz en el Reino Unido gracias al recién estrenado sello Virgin, fundado por el empresario británico Richard Branson junto con Simon Draper y Nick Powell, un 25 de mayo de 1973, solo diez días después de que Oldfield cumpliera 20 años.
El álbum fue crucial en la consolidación de Virgin como la mayor discográfica independiente del mundo, que acogería más tarde a otros grupos como los Sex Pistols o los Rolling Stones.
Los hipnóticos sonidos de Tubular Bells se convirtieron en éxito comercial en todo el mundo, acrecentado gracias a su vinculación con la película de terror "El Exorcista", que se estrenó ese mismo año.
Como banda sonora de la cinta dirigida por el realizador William Friedkin, el sensorial viaje que realiza Oldfield a través de los terrenos del rock progresivo y sinfónico pronto pasó a ser número uno de las listas británicas.
"Tubular Bells" ("Campanas Tubulares"), un trabajo dividido en dos partes que arranca con acordes de piano, se mantuvo en las listas de éxitos durante 279 semanas consecutivas y persiste aún su vigencia.
Michael Gordon Oldfield (Reino Unido, 15 de mayo de 1953) admitió en una entrevista que no le agradó que el sello discográfico permitiera que su álbum fuera empleado en esa película sin haberle consultado, a pesar del arrollador éxito que generó.
La sinfonía ejecutada con multitud de instrumentos se grabó en la mansión-estudio inglesa "The Manor", donde se grababa de manera artesanal, y la pieza comenzó siendo una maqueta sin letras cantadas que no atrajo demasiado interés inicialmente de la industria.
Con el "Tubular Bells", el compositor y productor británico logró vender la friolera de 16 millones de copias por todo el globo si bien su trabajo disfrutó de mejor acogida entre el público europeo.
Ese estratosférico éxito convirtió a Oldfield en un joven millonario de la noche a la mañana y no supo digerir las dimensiones abrumadoras de su fama que, sumadas a otros contratiempos personales, como el fallecimiento de su madre, generó en el músico un rechazo patológico al mundo mediático que aún arrastra.
La sofisticada "Tubular Bells" introduce al oyente en un paseo atmosférico en el que se entrelazan ambientes y sensaciones contrapuestas como la nostalgia, la tristeza o la euforia.
Las dos piezas que conforman las Campanas Tubulares de Oldfield (Part One y Part Two) se caracterizan por la ausencia de letras y voces, que el músico introduce ocasionalmente en coros o acompañamientos, y se deja oír la voz del cómico Vivian Stanshall como "maestro de ceremonias" nombrando cada instrumento.
A ese disco le seguirían varias "secuelas": "Tubular Bells II", el decimoquinto trabajo de Mike Oldfield en 1992, "Tubular Bells III", en 1998, "The Millenium Bell", en 1999, y "Tubular Bells 2003", una reedición digital completa del álbum original de 1973.
Fuente:
http://www.google.com/hostednews/epa/article/ALeqM5jzhiwGTx8vZHBYLskefPemg40RQw?docId=2045998
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